Un buen diseñador gráfico debe tener conocimientos y cubrir muchos más campos de lo que habitualmente se podría pensar. De esta forma no solo debe tener nociones artísticas, si no que debe manejar correctamente el color, la composición, el uso de tipografías, etc… además debe estar actualizando constantemente en cuanto a manejo de programas de diseño gráfico e informarse continuamente de las tendencias que surgen para ir adaptándose a ellas.
Uno de estos aspectos al que no suele dársele toda la importancia que debería y que muchos descuidan es el de la pre-impresión o arte final, es decir, la preparación de nuestros trabajos para ser impresos posteriormente.