Casualidades de la vida te llevan a encontrar pequeños tesoros. Leyendo el artículo publicado por el diario el PAÍS “La pobreza del Diseño Industrial” me sorprendí de que un periódico de gran importancia como del que hoy hablamos estableciese como protagonista a una disciplina que hoy por hoy, tristemente, pocos conocemos: El Diseño Industrial, un concepto que contradictoriamente está en todos lados pero sin embargo nadie conoce. ¿La “informática del futuro”? ¿Finalmente ocurrirá como con esta? Tan necesaria en todos los campos hoy pero tan puesta en duda hace tan sólo unas décadas.
El artículo indaga y llega a afirmar que “España está pagando cantidades muy elevadas al extranjero por la adquisición de algo que no necesita otra materia prima que la inteligencia: el diseño industrial”. Algo de lo que todo amante de la profesión es consciente, no ya hablando de la “inteligencia” como la materia prima necesaria para un diseñador, pero si siendo conscientes de que las herramientas que éste necesita son más limitadas al menos económicamente que las de otras muchas profesiones. En definitiva, la inversión puede ser mucho inferior. El autor añade “Sucede esto en un país que tiene una rica tradición en el cariño formal al objeto: desde la espada hasta el botijo, desde la capa hasta la guitarra, o la gualdrapa, nuestros antepasados han sabido matrimoniar la eficacia con la belleza”. Hace 30 años hablábamos de matrimoniar la eficiencia con la belleza, ahora de adecuar la forma a la función y conseguir un producto atractivo para el usuario. Definiciones muy similares.
El artículo indaga y reconoce al botijo y la espada como dos conceptos, que siendo de un origen tan antiguo, guardan tanta relación con el diseño industrial. Anima a aquellos que son reacios a reconocer que los objetos que nos rodean, tan infravalorados en nuestros país son completamente necesarios a replantearse este pensamiento. Alaba la labor de artesanos y artistas trabajando al unísono, puesto que indudablemente referencia al predecesor del Diseñador Industrial.
Pero lo sorprendente, a la vez que estimulante y triste confirmar que la realidad que hoy vivimos, es una realidad que persiste desde 1884. Llevamos la friolera de 28 años en la misma situación. La concienciación a la sociedad y a la empresa de la existencia y tremenda necesidad de nuestra profesión hoy en día ha avanzado muy poco desde el 3 de Diciembre del 1984, fecha en la que el artículo del que hablamos se publicó.
Recomendamos encarecidamente la lectura de este artículo a través del siguiente enlace. Lamentablemente se puede leer sin llegar a creer que se haya sido escrito hace 28 años. Hacemos un llamamiento para que las empresas se planteen si efectivamente son conscientes de la existencia e importancia de la figura del Diseñador Industrial.
http://elpais.com/diario/1984/12/03/opinion/470876407_850215.html